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El Diablo Cojuelo

Couverture du livre « El Diablo Cojuelo » de De Guevara L V. aux éditions Culturea
  • Date de parution :
  • Editeur : Culturea
  • EAN : 9791041807888
  • Série : (-)
  • Support : Papier
Résumé:

Daban en Madrid, por los fines de julio, las once de la noche en punto, hora menguada para las calles, y, por faltar la luna, juridición y término redondo de todo requiebro lechuzo y patarata de la muerte. El Prado boqueaba coches en la última jornada de su paseo, y en los banos de Manzanares... Voir plus

Daban en Madrid, por los fines de julio, las once de la noche en punto, hora menguada para las calles, y, por faltar la luna, juridición y término redondo de todo requiebro lechuzo y patarata de la muerte. El Prado boqueaba coches en la última jornada de su paseo, y en los banos de Manzanares los Adanes y las Evas de la Corte, fregados mas de la arena que limpios del agua, decian el Ite, rio es, cuando don Cleofas Leandro Pérez Zambullo, hidalgo a cuatro vientos, caballero huracan y encrucijada de apellidos, galan de noviciado y estudiante de profesión, con un broquel y una espada, aprendia a gato por el caballete de un tejado, huyendo de la justicia, que le venia a los alcances por un estrupo que no lo habia comido ni bebido, que en el pleito de acreedores de una doncella al uso estaba graduado en el lugar veintidoseno, pretendiendo que el pobre licenciado escotase solo lo que tantos habian merendado; y como solicitaba escaparse del «para en uno son» (sentencia difinitiva del cura de la parroquia y auto que no lo revoca si no es el vicario Responso, juez de la otra vida), no dificultó arrojarse desde el ala del susodicho tejado, como si las tuviera, a la buarda de otro que estaba confinante, nordesteado de una luz que por ella escasamente se brujuleaba, estrella de la tormenta que corria, en cuyo desvan puso los pies y la boca a un mismo tiempo, saludandolo como a puerto de tales naufragios, y dejando burlados los ministros del agarro y los honrados pensamientos de mi senora dona Tomasa de Bitigudino, doncella chanflona que se pasaba de noche como cuarto falso, que, para que surtiese efecto su bellaqueria, habia cometido otro estelionato mas con el capitan de los jinetes a gatas que corrian las costas de aquellos tejados en su demanda, y volvian corridos de que se les hubiese escapado aquel bajel de capa y espada que llevaba cautiva la honra de aquella senora mohatrera de doncellazgos, que juraba entre si tomar satisfacción deste desaire en otro inocente, chapetón de embustes doncelliles, fiada en una madre que ella llamaba tia, liga donde habia caido tanto pajaro forastero.

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