Une fiction historique glaçante et inoubliable, aux confins de l’Antarctique
EL HÉROE.- (Deteniéndose en el umbral de la gloria.) Senor de cielos y tierra, ¿es verdad que voy a entrar en la mansión de los escogidos? Apenas me atrevo a creer tamana ventura. ¿Cuales han sido mis merecimientos, Senor, para que te dignes mirar con indulgencia a tu siervo? ¿Yo en la gloria? ¿Yo entre santos, martires, confesores y virgenes, tronos, jerarquias, potestades y dominaciones?
VOZ DEL ESPÍRITU DE DIOS.- (Que sale de una ardiente nube.) No estaras entre los santos, ni entre los virgenes, porque no lo eres. Entre los martires y confesores bien podrias, pues algún martirio padeciste y algunas veces me confesaste. Si sólo los santos entrasen en el cielo, muy solitaria se hallaria mi mansión. La santidad, como el genio luminoso y la belleza soberana, es patrimonio de pocos. ¿Has imaginado tú que Yo crie, perfeccioné y redimi al género humano para destinarle a condenación eterna, verle retorcerse en el fuego del Purgatorio o aullar en los braseros del Infierno?
EL HÉROE.- (Transportado de alegria.) Senor, es cierto que si pequé, mi corazón no es el de un malvado. Yo deseaba guardar tus mandamientos, aunque no los he guardado siempre, y en Ti he creido y esperado con firmeza. Nunca, aun en medio de las pruebas que te dignaste enviarme, se entregó mi alma a la negra desesperación, ni osó desconfiar de Tu providencia, ni censurar Tu obra, ni renegar del don precioso de la vida que otorgaste a Tus criaturas. No te servi con el celo y fervor que debiera, pero Tú sabes que no he sido impio. Sin embargo, estoy confuso... Nada hice bueno, y algo malo si... ¡Algo muy malo!...
VOZ DEL ESPÍRITU.- (Suave, armoniosa y musical, como si brotase de los registros mas delicados de un órgano.) Has amado mucho. Recuerda que a quien mucho ama, mucho se le perdona. Tu corazón fue un foco de ternura. Eres el Padre, por otro nombre el Pelicano. En tus parpados hay huellas de llanto y senales de prolongadas vigilias. En tus manos no veo ni oro ni jirones de honra. Ábrelas... Estan vacias. En una de ellas...
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