Passionné(e) de lecture ? Inscrivez-vous gratuitement ou connectez-vous pour rejoindre la communauté et bénéficier de toutes les fonctionnalités du site !  

El Hijo del Lobo

Couverture du livre « El Hijo del Lobo » de Jack London aux éditions Culturea
  • Date de parution :
  • Editeur : Culturea
  • EAN : 9791041808014
  • Série : (-)
  • Support : Papier
Résumé:

-Carmen no durara mas de un par de dias.
Mason escupió un trozo de hielo y observó compasivamente al pobre animal. Luego se llevó una de sus patas a la boca y comenzó a arrancar a bocados el hielo que cruelmente se apinaba entre los dedos del animal. -Nunca vi un perro de nombre presuntuoso que... Voir plus

-Carmen no durara mas de un par de dias.
Mason escupió un trozo de hielo y observó compasivamente al pobre animal. Luego se llevó una de sus patas a la boca y comenzó a arrancar a bocados el hielo que cruelmente se apinaba entre los dedos del animal. -Nunca vi un perro de nombre presuntuoso que valiera algo -dijo, concluyendo su tarea y apartando a un lado al animal-. Se extinguen y mueren bajo el peso de la responsabilidad. ¿Viste alguna vez a uno que acabase mal llamandose Cassiar, Siwash o Husky? ¡No, senor! Échale una ojeada a Shookum, es... ¡Zas! El flaco animal se lanzó contra él y los blancos dientes casi alcanzaron la garganta de Mason. -Conque si, ¿eh? Un habil golpe detras de la oreja con la empunadura del latigo tendió al animal sobre la nieve, temblando débilmente, mientras una baba amarilla le goteaba por los colmillos. -Como iba diciendo, mira a Shookum, tiene brio. Apuesto a que se come a Carmen antes de que acabe la semana. -Yo anadiré otra apuesta contra ésa -contestó Malemute Kid, dandole la vuelta al pan helado puesto junto al fuego para descongelarse. Nosotros nos comeremos a Shookum antes de que termine el viaje. ¿Qué te parece, Ruth? La india aseguró la cafetera con un trozo de hielo, paseó la mirada de Malemute Kid a su esposo, luego a los perros, pero no se dignó responder. Era una verdad tan palpable, que no requeria respuesta. La perspectiva de doscientas millas de camino sin abrir, con apenas comida para seis dias para ellos y sin nada para los perros, no admitia otra alternativa. Los dos hombres y la mujer se agruparon en torno al fuego y empezaron su parca comida. Los perros yacian tumbados en sus arneses, pues era el descanso de mediodia, y observaban con envidia cada bocado.

Donner votre avis